Basada en la historia real de Samantha y Cameron Bloom, interpretados por Naomi Watts, nominada al Oscar, (Mulholland Drive, Lo Imposible) y Andrew Lincoln (The Walking Dead), la película nos introduce en un episodio concreto y crucial en la vida de Sam, una madre que lleva una vida envidiable y feliz en el norte de Sydney hasta que la tragedia de un accidente en unas vacaciones en familia hace que su vida cambie para siempre.
Watts vuelve a meterse en la piel de una superviviente como lo hizo en Lo Imposible, solo que esta vez no contaremos con ese gran sufrimiento y dramatismo excesivo.
En medio de la tragedia que asedia a la familia, el espectador se encontrará con el verdadero protagonista de esta historia, una pequeña urraca a la que la familia acoge y bautiza con el nombre de Penguin, debido a los colores blanco y negro de su plumaje. El pequeño pájaro, que ingresa como uno más, se convierte enseguida en un miembro muy importante y querido para todos, pero en especial para Sam.
Aunque Sam escribió su historia en su libro Sam Bloom: Heartache & Birdsong, la película no se basa en este libro, sino en las vivencias directas de Sam y Cameron que, además, sirvieron como productores de la cinta, siendo esta dirigida por el director australiano Glendyn Ivin (Last Ride).
Penguin Bloom, en definitiva, es esa entrañable pausa que entre tanto cine de ficción, acción y fantasía, nos detiene un momento a reflexionar sobre la fragilidad humana y nos anima a valorar lo más importante, nuestros seres queridos.
-Daniel Blanco