Su inclinación por los géneros del thriller y de zombis, un conflicto bélico como telón de fondo, el constante uso de distintos tipos de armas (ya sean pistolas, escopetas o cuchillos), así como escenarios en los que transcurre la acción (los bosques, los campamentos o decorados en interiores) son elementos con los que la novela Noche de difuntos del 18 de Manuel Martín y el videojuego se hacen notar a la hora de que hayan servido como influencia en el resultado del filme.
Al igual que en los dos materiales culturales, la cinta se apoya en la Guerra Civil Española como trasfondo, período dentro del cual Jan Lozáno, capitán de la quinta brigada, y su compañero caen en territorio enemigo. Pese a que desde un principio no vean apenas ninguna posibilidad de escapar, será un peligro mayor el que hará que ambos bandos se junten para hacerle frente.
Bajo esta doble dimensión, su principal fin va orientado a la acción y, sobre todo, al humor. Pese a que en el inicio disponga de un tono jocoso y cruento gracias en gran medida a sus efectos especiales y maquillaje, el filme conforme avanza deja un poco de lado ese enfoque para tratar de abordar también otras cuestiones: partes en las que se busca una mayor construcción de personajes, momentos que rozan más el drama, así como un romance predecible que resulta indiferente. Estos temas no funcionan precisamente debido a que no es la prioridad que persigue la cinta.
Por encima de todo, el desarrollo de personajes es el precio a pagar por su preferencia por el humor y su hora y cuarenta minutos de duración. A pesar de que ofrezca algunas personalidades con las que el espectador puede llegar a sentirse identificado -el combatiente que destaca por tener una profesión de un considerable estatus social (abogado), el veinteañero pajillero virgen que va a la guerra para hacerse el macho alfa, la mujer que quiere hacerse un nombre en un entorno marcado por hombres, así como el magrebí que quiere que las diferencias culturales no sean un obstáculo para él-, la exploración de estos es genérica y está bastante desaprovechada.
Por otra parte, más allá de que la ambientación, con lugares como los bosques como punto principal de combate, medios de transporte como los aviones y los trenes, junto a su dirección artística, maquillaje y vestuario, consigue desde el primer minuto transportar a la Guerra Civil, también lo logra con los zombis como segundo elemento principal.
Si bien es digno de admirar que la cinta hace posible que sea creíble para el espectador el hecho de ver una historia de zombis que se desarrolle en pleno conflicto bélico español, el problema radica en que hay momentos en los que se recurre a su aparición como mera excusa para que ocurra algo que lleve a los personajes a tomar acción.
Por medio de todos los contratiempos por los que ha pasado Malnazidos desde el año 2020 hasta su definitivo estreno en la gran pantalla, hubiera sido impensable para sus directores y todos nosotros ver que, más o menos podemos decir, se terminaría cumpliendo tanto la guerra como el apocalipsis bajo los cuales el largometraje se apoya. Nada más lejos de la realidad, esto ha acabado derivando en un resultado cinematográfico altamente entretenido, pero con algunas lagunas en lo que argumentalmente se refiere.
Desde ConCDeCultura, agradecemos a Sony Pictures España por invitarnos al pase de prensa de la película de Malnazidos y por darnos también la oportunidad de probar el videojuego de esta.
Tanto el filme como el videojuego se estrenarán el próximo 11 de marzo.
-Víctor Vicente