Desde hace ya 20 años, la adaptación cinematográfica de Harry Potter ha logrado originar y ampliar un mayor fanatismo entre la audiencia por la saga que creó J.K. Rowling. Por ello, no es de extrañar que haya amantes que anoten en su agenda con entusiasmo el año y el mes en el que se estrena una nueva película del universo. No obstante, a diferencia de cada año en el que llegó a los cines una nueva cinta de la misma, nunca antes se había visto que en 2022 se optara por brindar a los potterheads la oportunidad de que se pudiera visionar no solo uno, sino dos largometrajes de la franquicia. Si ya muchos, tras las campanadas y sus 12 uvas correspondientes, comenzaron el año emocionándose con Regreso a Hogwarts, la tercera película de Animales Fantásticos se presenta como el segundo mazo con el que juega la saga del joven mago este año.
Esta nueva entrega prosigue los pasos que asentaron Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos y Los Crímenes de Grindelwald para desarrollar las confrontaciones que se desarrollan entre el grupo de Newt Scamander y aquel que está liderado por el mago homónimo a la segunda cinta. Como novedad, Los Secretos de Dumbledore, al igual que su propio nombre indica de primeras, profundiza en el personaje del profesor Albus, su relación antagónica con Grindelwald y sus vínculos familiares con su hermano Aberforth.
Sobre estos se alza la estética y los momentos de plena oscuridad del filme. Si ya estamos acostumbrados desde las Reliquias de la Muerte y los Crímenes de Grindelwald a contemplar no solo unas imágenes, sino también un hilo argumentativo más serio y reservado, Los Secretos de Dumbledore, así como pueden sugerir ‘los secretos’ de su título, sigue un recorrido parecido. Y esto sin dejar de lado el hecho de que las ciudades en las que transcurre cada filme sea un elemento distintivo de la franquicia de Animales Fantásticos, por lo que en la tercera entrega esto no es cosa menor. Si lo que sugería la ciudad de París de Los Crímenes de Grindelwald era su atmósfera frígida y distante, por lo que destaca la Berlín de Los Secretos de Dumbledore es directamente por su ambiente de entreguerras.
La misma suerte no obtiene el personaje de Grindelwald. Si ya la cinta en general contaba con la salida de Johnny Depp y los comentarios recientes de J.K. Rowling como antecedentes, Madds Mikkelsen tiene sobre sus hombros la responsabilidad de defender toda la carga que ha ido acumulando la saga previamente. El danés, con algunos momentos intimistas que entabla con Dumbledore y partes en las que se aprecia el carácter frívolo del personaje, ampara de una buena manera su rol en la cinta para que dichos elementos no vayan en su contra. A pesar de ello, la diferencia entre Mikkelsen y Depp sigue siendo inevitablemente palpable y hay ocasiones en las que parece que el actor de Otra Ronda está interpretando otro papel.
De una manera parecida ocurre con la trama y aquello hacia lo que quiere encaminarse con su historia. Al decidirse anteponer aspectos como los mencionados anteriormente -aquellas partes transcurridas en Berlín, los guiños al universo anterior de Rowling, los efectos especiales típicos de cualquier superproducción hollywoodense, aquellas secuencias de acción- o algunos momentos en los que los animales fantásticos sí tienen participación, aquellas partes de secretismo de Dumbledore son tímidamente mostradas y da la impresión de que la falta de protagonismo de estas se debe al deseo de querer extender de la forma que sea esta franquicia.
-Víctor Vicente