Su última muestra en escena en Hustle resulta contar con, de hecho, un notorio parecido con su anterior drama, Uncut Gems. Las joyas y la búsqueda por un jugador de baloncesto nunca antes visto, la NBA tanto desde el punto de vista de un corredor de apuestas como ojeador, y los viajes por allí y por acá desde la costa este de Estados Unidos culminan en una mezcla que tiene al actor neoyorquino como núcleo.
A raíz de que cruce el charco de los barrios bajos de Mallorca a la élite de Philadelphia, como si de otro mundo se tratara, la película muestra lo importante que es tener una buena salud mental en la cancha, obstáculos a los que se puede enfrentar cualquier jugador de la NBA -la toxicidad entre compañeros y rivales de equipo, el marco personal, la presión mediática, o los miles de kilómetros que separan a baloncestistas de sus seres queridos-, así como aquellos métodos que tendrá que seguir para lograr tener una mejor actitud en el juego.
A través de una serie de secuencias, cuyo montaje brilla por sí solo, en las que se refleja la persistencia y el sudor de Juancho Hernangómez por llegar al ascensor social y no decepcionar a todos aquellos que han apostado por él, Garra plasma de manera muy realista todo el esfuerzo y sacrificio que un jugador debe asumir para aspirar al deporte de élite.
A esto además hay que sumarle el hecho de que innumerables caras visibles dentro del mundo del baloncesto hayan decidido colaborar en la película. Desde Kyle Lowry, Luka Dončić o Shaquille O’Neal hasta jugadores de la selección española, pasando por los hermanos Hernangómez, todos ellos le otorgan un mayor realismo a la cinta.
Mención aparte merece la química que hay entre Juancho Hernangómez y Adam Sandler. Mientras uno suda, dribla, corre y se cabrea, y el otro viaja por todo el mundo, persuade y dialoga, los dos conforman una cohesión en la que comparten sus problemas y aquellos episodios de los que se arrepienten. Teniendo a ambos como centro de atención, Hustle demuestra, en suma, cómo se mueve un deporte de élite como el baloncesto en el que la toxicidad, la competitividad y la presión son el pan de cada día al que todo jugador debe hacer frente.
-Víctor Vicente