[CRÍTICA] Mandy, una pequeña joya

Mandy es de estas películas que no te dejan indiferentes; dirigida por Panos Cosmatos (‘Tombstone: La leyenda de Wyatt Earp’), protagonizada por Nicolas Cage y producida, entre otros, por Elijah Wood, se estrenó en el pasado festival de Sundance, siendo ésta una de las sorpresas del festival.

A pesar de tener una sinopsis sencilla, chica muere asesinada y chico se cobra venganza, es su visual la que te mantiene sin poder despegar los ojos de la pantalla. Movimientos muy efectistas de cámara y una acertadisima banda sonora a cargo del recientemente desaparecido Jóhann  Jóhannsson (‘La teoria de todo’).

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El film está dividido en tres partes, cuyas dos primeras ejercen de antesala a lo que podríamos decir que es la historia principal  en sí.

La primera, The Shadow Mountains 1983 A.D,  nos introduce en el mundo de Mandy, personaje onírico y, quizás, a caballo entre dos mundos. Extraña en sí misma, es el contrapunto de Red Miller, hombre tranquilo y bastante terrenal. Juntos viven tranquilos en una casa apartada del mundo y así discurre la vida hasta que Mandy se cruza en su camino con los hijos del nuevo amanecer, arrancando así la segunda parte y tiñendo todo el film de un rojo intenso al más puro estilo Suspiria.

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Ésta nos adentrará en la secta de unos fanáticos religiosos, cuyo lider, Jeremiah, se siente tocado por el mismo Dios siendo digno de repartir amor por el mundo en cualquiera de sus formas, eligiendo, por supuesto, la sexual a través de la dominación y sumisión mediante drogas psicotrópicas.

Obviamente, el final para Mandy está marcado y es el momento de la venganza de Red, con un Nicolas Cage casi sin mediar palabra pero con una interpretación imponente.

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La película apenas tiene dialogo pero no es para nada necesario pues sus imágenes son absolutamente elocuentes, a la par que hipnóticas, y donde hay espacio para guiños hacia grandes clásicos del genero.  Sus colores cuentan la historia y mezcla incluso alguna pequeña parte de animación. Tal vez, alguien podría quejarse de su ritmo lento pero, personalmente, creo que tiene el justo y necesario para desarrollar la trama.

En conclusión, puede parecer de primeras una película con poca lógica y con un guión repetido hasta la saciedad pero, si decides dejarte llevar por su espectacular fotografía, su estética influenciada por diversos géneros como, por ejemplo, el black metal y un grandisimo Nicolas Cage, verás una pequeña joya.

 

 

 

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