Keanu Reeves y Winona Rider unidos por cuarta vez en la gran pantalla, en esta ocasión como protagonistas de La boda de mi ex la nueva e inusual comedia romántica estadounidense escrita y dirigida por Victor Levin. Estará disponible en cines el próximo viernes 5 de abril.
La boda de mi ex, una nueva producción cinematográfica guionizada y dirgida por Victor Levin. Levin, productor, guionista y director, está tras series como Mad Men (2012), Criadas y Malvadas (2013) y películas como el galardonado drama romántico 5 a 7 (2014) que se llevó el premio a Mejor Película Americana del Traverse City Film Festival.
Este nuevo largometraje trae el reencuentro de Keanu Reeves y Winona Ryder. Él nos tiene acostumbrados últimamente a la acción como es el caso de su reciente papel en el cierre de la trilogía John Wick (2019), aun por estrenar. De hecho, hemos de remontarnos a 2009 para verle fuera este género, cuando bajo la dirección de Rebecca Miller aparece en la comedia romántica La vida privada de Pippa Lee compartiendo cartel con Winona Ryder.
Los últimos años de Ryder, en cambio, la sitúan en variedad de estilos y proyectos que incluyen filmes, cortometrajes, miniseries como Show Me a Hero, campañas publicitarias, doblajes o series como la popular y galardonada Stranger Things.
Ambos intérpretes también compartieron pantalla en otros títulos como la clásica Drácula de Bram Stoker (1992) o Una mirada a la oscuridad (2006). Como contraposición, en esta nueva producción juntos no hay tales niveles de fantasía ni de romanticismo.
Frank (Keanu Reeves) y Lindsay (Winona Ryder) son dos desconocidos muy peculiares que han oído mal hablar del otro. Su primer encuentro cara a cara resulta ser fruto del viaje motivado por la invitación de boda del hermano de él y la ex-pareja de ella. Antes si quiera de saber quien les vincula o que compartirán viaje y fin de semana, ya tienen un encontronazo. A medida que se tratan, se acentúa la incomodidad provocada por sus diferencias de personalidad. En el transcurso del filme, se van encontrando cada vez más unidos, irónicamente, por la misantropía y la soledad que comparten.
Contada en tres actos, la película presenta cada uno de ellos con un titular y música de fondo, al puro estilo del cine clásico. El ritmo es relativamente estable, con los protagonistas como espectadores de los eventos organizados por el enlace matrimonial, dejándose llevar a disgusto por la planificación del fin de semana.
Todo el peso del argumento depende completamente de los diálogos de los dos protagonistas que a pesar de compartir escena con otros personajes, estos ningún momento participan en sus conversaciones. Los diálogos se caracterizan por representar la evolución de la relación, en el inicio son muy arrogantes, corrosivos e impertinentes y con el avance del filme se mantiene el ingenio, el sarcasmo y la mordacidad pero se va suavizando la carga negativa hacia el otro.
En la proyección, los actores encarnan papeles de individuos desgastados y cómodos en el aislamiento del dolor del fracaso emocional. La evolución personal se da inevitablemente porque es la cruda honestidad la que les aplasta contra su vínculo de forma inesperada.
En conclusión, se puede afirmar tranquilamente que no se trata de una historia normativa de romanticismo y triunfo del amor romántico sobre todo propia del género pero, desde la excentricidad, narra igualmente un modo más de enamorarse de alguien desacostumbrado a dejarse llevar.
La boda de mi ex, una nueva producción cinematográfica guionizada y dirgida por Victor Levin. Levin, productor, guionista y director, está tras series como Mad Men (2012), Criadas y Malvadas (2013) y películas como el galardonado drama romántico 5 a 7 (2014) que se llevó el premio a Mejor Película Americana del Traverse City Film Festival.
Este nuevo largometraje trae el reencuentro de Keanu Reeves y Winona Ryder. Él nos tiene acostumbrados últimamente a la acción como es el caso de su reciente papel en el cierre de la trilogía John Wick (2019), aun por estrenar. De hecho, hemos de remontarnos a 2009 para verle fuera este género, cuando bajo la dirección de Rebecca Miller aparece en la comedia romántica La vida privada de Pippa Lee compartiendo cartel con Winona Ryder.
Los últimos años de Ryder, en cambio, la sitúan en variedad de estilos y proyectos que incluyen filmes, cortometrajes, miniseries como Show Me a Hero, campañas publicitarias, doblajes o series como la popular y galardonada Stranger Things.
Ambos intérpretes también compartieron pantalla en otros títulos como la clásica Drácula de Bram Stoker (1992) o Una mirada a la oscuridad (2006). Como contraposición, en esta nueva producción juntos no hay tales niveles de fantasía ni de romanticismo.
Frank (Keanu Reeves) y Lindsay (Winona Ryder) son dos desconocidos muy peculiares que han oído mal hablar del otro. Su primer encuentro cara a cara resulta ser fruto del viaje motivado por la invitación de boda del hermano de él y la ex-pareja de ella. Antes si quiera de saber quien les vincula o que compartirán viaje y fin de semana, ya tienen un encontronazo. A medida que se tratan, se acentúa la incomodidad provocada por sus diferencias de personalidad. En el transcurso del filme, se van encontrando cada vez más unidos, irónicamente, por la misantropía y la soledad que comparten.
Contada en tres actos, la película presenta cada uno de ellos con un titular y música de fondo, al puro estilo del cine clásico. El ritmo es relativamente estable, con los protagonistas como espectadores de los eventos organizados por el enlace matrimonial, dejándose llevar a disgusto por la planificación del fin de semana.
Todo el peso del argumento depende completamente de los diálogos de los dos protagonistas que a pesar de compartir escena con otros personajes, estos ningún momento participan en sus conversaciones. Los diálogos se caracterizan por representar la evolución de la relación, en el inicio son muy arrogantes, corrosivos e impertinentes y con el avance del filme se mantiene el ingenio, el sarcasmo y la mordacidad pero se va suavizando la carga negativa hacia el otro.
En la proyección, los actores encarnan papeles de individuos desgastados y cómodos en el aislamiento del dolor del fracaso emocional. La evolución personal se da inevitablemente porque es la cruda honestidad la que les aplasta contra su vínculo de forma inesperada.
En conclusión, se puede afirmar tranquilamente que no se trata de una historia normativa de romanticismo y triunfo del amor romántico sobre todo propia del género pero, desde la excentricidad, narra igualmente un modo más de enamorarse de alguien desacostumbrado a dejarse llevar.