Hace años, una tarde de domingo no sabía qué ver y por casualidad buscando películas encontré una que me llamó bastante la atención. La tierra se había ido al garete y los únicos supervivientes vivían en un gigantesco tren que rodeaba la tierra entera. El elenco era bastante llamativo: teníamos a Chris Evans como cabeza de cartel, a John Hurt y Tilda Swinton.
La película era una coproducción coreana/americana y dirigida por ahora el famosísimo y oscarizado y que está en boca de todos Bong Joon-Ho. Acabé muy contento con ella, es acción sin parar, cada vagón del tren es una clase.
¿De qué va?
Snowpiercer divide el tren según ciertas clases sociales. En la cola tenemos a los más pobres. Si avanzas hay mejor poderío y mejores sitios donde poder vivir. En la película los pobres deciden revelarse, donde Chris Evans, junto con todos las personas de la cola del tren se lanzan a por los más ricos. Poco a poco vamos conociendo un poco más el tren, los motores, la comida que sirven a los más pobres (no queráis saber qué es). El tren tiene acuario, un invernadero, escuela.
Inspiración. La novela gráfica.
Snowpiercer es una delicia artística que debería de ver todo el mundo. Cuando creía que esta película era una invención para el cine y que la había creado Boong Joon-Ho me enteré que no es así. La producción está basada en una novela gráfica francesa de Jacques Lob, Benjamin Legrand y Jean-Marc Rochette: Le Transperceneige. Si habéis visto la película antes, como yo, no os esperéis lo mismo. La esencia es la misma, tras una catástrofe nuclear que lleva a la humanidad a la edad del hielo los supervivientes deben de vivir en un tren de 1001 vagones girando alrededor de la tierra.
La primera vez que la novela gráfica fue publicada en España se llamaba El Transglacial y fue en la revista TOTEM, ahora gracias a Norma Editorial lo tenemos de vuelta en un único volumen que contiene Le transperceneige 1. Le Transperceneige, 2. L'arpenteur, 3. La traversée, 4. Terminus, 5. Extinctions acte 1 publicado por Casterman entre 1984 y 2019.
El tren y las clases
En la primera parte ya nos podemos encontrar en el tren que surca un planeta tierra congelado. No hay vida fuera del tren y lo que queda de la humanidad está dentro de él. La acción con Proloff, un pasajero pobre de segunda clase que intenta acceder a los vagones de primera clase, pero este es atrapado y transportado a primera clase para ser interrogado. Poco a poco descubrimos que el tren es un claro reflejo de la sociedad en la que vivimos, los ricos viven con todo lleno de lujos, los pobres en la cola del tren, reprimidos y que malviven sin comida.
En la segunda y tercera parte tenemos una historia distinta a la primera pero que sigue un poco el hilo de la primera. Descubrimos que circula un segunda tren. Los habitantes viven con temor a una choque frontal contra el primer Rompenieves. Aquí nos encontramos con dos nuevos personajes principales llamados Puig, su oficio en el tren es “apeador” que son las únicas personas que salen del tren para hacer investigaciones en el exterior o hacer reparaciones. Por otro lado a Val, hija de uno de los jefes del tren que crea realidades virtuales para los pasajeros. Juntos lucharán contra las mentiras que les imponen desde el vagón más alto controlando a la gente mediante religión y televisión.
En la cuarta parte, tras varios cambios determinados en los protagonistas de los capítulos anteriores, surge una nueva esperanza. Desde la otra parte del planeta llega un mensaje, una señal indescifrable y llegar hasta ella supondrá un gran esfuerzo para lo que queda de la humanidad.
En esta obra, Lob ha conseguido representan a la perfección las distintas clases sociales y problemas que existen en el mundo pero dentro de un tren, en un tren sin rumbo en constante bucle.
En la parte gráfica tenemos a Rochette, su dibujo es de gran calidad, consigue dibujar en dos formas diferentes, en el comienzo de la historia es mucho más claro, en cuanto avanza la historia tenemos un dibujo más desdibujado pero que crea una atmósfera de tensión, ya que los personajes cada vez están más desesperados por la prisión en la que vive en Snowpiercer.
[…] Snowpiercer se siente como una respuesta a ese refrán izquierdista tan repetido y difícil de decir que «es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo«. […]
ResponderEliminar