Desde hoy día 24 de septiembre podemos disfrutar en los cines de la secuela de una película bastante recomendada en los últimos años: No respires (Don't breath). En 2016 nos sorprendió el estreno de la primera parte en la que se nos relata un "home invasion" donde unos chicos se infiltraban en la casa de un exmilitar ciego retirado para robarle la fortuna que tiene escondida. Una premisa que parece fácil, pero que guarda muchas sorpresas por el camino. Si no has visto la primera parte no te recomendamos seguir porque puede haber posibles spoilers. Aunque son dos películas que se pueden ver de forma independiente.
En No respires 2 volvemos a encontrarnos con el personaje tan icónico que interpreta Stephen Lang tras los sucesos ocurridos en la anterior película. Como solamente se comparte al protagonista en las dos cintas no es necesario estar al día, ya que se produce un pequeño salto temporal que nos sitúa en una nueva historia. Para la segunda parte vemos como el ciego sigue adelante con su vida, salvo que ahora alguien le hace compañía.
Se trata nada más y nada menos que de su hija llamada Phoenix. Esta es entrenada por su padre para defenderse de todas las amenazas provenientes del mundo exterior. Porque de nuevo tendrá que encargarse de un grupo de personas que invaden su casa con el fin de llevarse algo que aprecia mucho. Otra vez se vuelve a repetir la misma fórmula que en la anterior pero presentando ciertos cambios. El esquema es bastante sencillo y lo que mantiene a los espectadores en vilo es ver como consigue este personaje ciego deshacerse de los infiltrados.
El punto más destacable de esta secuela es el nivel extra que ha adquirido en cuanto a escenas de violencia, llegando a ser bastante sangrientas. No es un impedimento ni mucho menos porque casan muy bien con el avance de la trama. Esto además ayuda a generar una tensión constante en ciertas partes de la película que nos harán empatizar con el ciego.
¿Y por qué empatizar? Porque vemos que la situación ha cambiado drásticamente entre ambas partes y ha dejado de ser un villano para ser lo contrario, pero sin llegar a ser tampoco un héroe. A pesar de todo es un personaje bien desarrollado que asume sus actos en el pasado y aunque no intenta redimirse de ellos, lo que hace es hacer justicia dentro de la situación en la que se encuentra. Porque las personas que le atacan no se lo pondrán nada fácil. Quizás la evolución del personaje recuerde un poco a John Wick pero sin ir tan lejos, aunque algo se puede intuir en que se hayan inspirado para darle una vuelta de tuerca.
Bien es cierto que los otros personajes secundarios no se desarrollan nada a pesar de un par que si que tienen un pequeño nexo para tirar hacia delante en la trama. No obstante tampoco es necesario que nos cuenten nada acerca de ellos porque desde el principio se sabe como se irán encontrando con el ciego y su ira. La verdad que el cambio de los personajes a unos más adultos le da otro toque y realmente hace que estemos ante dos películas diferentes con un personaje que las une. Y es más, recordaros que hay escena post créditos, así que no os vayáis de la sala.