Iniciando con un plano totalmente en negro a través del cual se va superponiendo paulatinamente un resplandor blanco que culmina con la aparición y el canto del artista, la cinta se aproxima al cantante bajo una faceta menos conocida entre la audiencia pero no por ello menos importante: desde Francisco, su nombre de nacimiento. A raíz de ello, se narran sus orígenes, sus reflexiones, su familia íntima, la gente con la que se juntaba, así como la Elche que le vio crecer.
Desde el principio, Canto cósmico hace especial hincapié en el ambiente en el que el Niño fue criado: un clima mediterráneo que le permitió desarrollar parte de su papel artístico en la calle, la diferencia entre vivir en el campo y en la ciudad (su madre se mudó del pueblo a Elche, para que él se terminara desplazando a la gran urbe), junto a valores muy característicos de la cultura española. Entre estos últimos, se encuentra la buena gastronomía mediterránea, las comidas en familia, los debates entre parientes sobre política, además del paso de la caza como medio de sustento para ser ahora ejercida como un simple hobby.
A lo largo de sus 90 minutos de duración, se muestra el estilo del artista a través de diversas actuaciones que tienen lugar en distintos escenarios: una sala de espectáculos, cantando delante de sus seres queridos como excusa de una reunión familiar, así como una habitación puramente blanca y minimalista. Sin embargo, la que más sobresale de todas es aquella con la que cierra el filme: una performance original que va desde su naturalidad y pulcritud hasta lo menos family friendly.
Para complementar la aparición del artista, el documental cuenta con entrevistas a personas que desempeñaron tanto una fuerte influencia en él como aquellas que se vieron inspiradas por su obra. Desde conversaciones con cantantes como C Tangana, Raul Cantizano o Los Voluble, el artista Pedro G. Romero, el poeta Antonio Orihuela, hasta sus padres y habitantes de su Elche natal, la película se aproxima a las andanzas, las influencias y los inicio del Niño.
Si bien algunas de las entrevistas aportan información relevante para que el espectador comprenda al protagonista desde su persona, hay otras que se ciñen más en hacer reflexiones, mayoritariamente generalistas, sobre temas como el papel del arte o la política, los cuales no terminan de calar ya que no son el propósito principal del filme y no se dedica el tiempo suficiente para desarrollar dichas cuestiones.
Además, por motivos como el hecho de que poco se hable sobre la trascendencia que tuvo el Niño en el repertorio musical, no se haga -aunque sea- una breve introducción de su carrera, junto a que se decidan priorizar las performances y las conversaciones con otras personas antes que aquellas en las que aparezca él, a un tipo de espectador que no tenga conocimientos previos sobre el artista le va a ser difícil sostenerse al hilo conductor de la cinta.
En lo que se refiere a las apariciones del cantante, se trata cuestiones como su presión como artista, el género musical con el que lo tachan y ese deseo por querer abrirse a más estilos, sumado a su infancia y adolescencia, los cuales le han ayudado a asentar su obra. Aunque se aborden cuestiones de interés, se echa en falta una mayor participación de él, y esas ideas solamente se quedan en eso: pequeñas cucharadas.
En conclusión, Canto cósmico se convierte en un documental que va casi expresamente dirigido hacia un tipo de público que tiene nociones previas sobre el cantante, y con entrevistas y conceptos que resultan ser interesantes, pero que no son desarrollados lo suficiente.
-Víctor Vicente