II Festival Online Mujeres de Cine: “Dios es mujer y se llama Petrunya”

¿Y si sacudieras toda la estructura de todo un país con un impulso? ¿Serías capaz de mantener tu posición o cederías ante la presión de la sociedad? Desde Macedonia y bajo la dirección de Teona Strugar Mitevska llega la historia de Petrunya, una mujer que tendrá que afrontar las consecuencias de romper con lo establecido durante un arrebato de desesperación.


En Stip, un pequeño pueblo de Macedonia, cada mes de enero el sacerdote local arroja una cruz de madera al río en una ceremonia en la que cientos de hombres se lanzan al agua para conseguirla. Quien se haga con ella tendrá garantizada la buena suerte durante todo el año. Pero esta vez la cruz la ha cogido Petrunya. El resto de competidores están furiosos ¿cómo se atreve una mujer a participar en este ritual tradicionalmente masculino? La tormenta estalla, pero Petrunya se mantiene firme: no está dispuesta a devolver la cruz.

Aunque su título pueda reducir la esencia de “Dios es mujer y se llama Petrunya” a un debate sobre la religión, lo que realmente contrasta el filme de Strugar Mitevska son el progreso y la tradición de la sociedad de Macedonia. El mundo al que se encuentra Petrunya es uno en plena crisis, social, pero sobre todo económica. Supera los 30 años, pero la imposibilidad para conseguir un trabajo la mantiene en casa de sus padres hace años, a pesar de que también ellos están en una situación precaria. Su madre solo quiere que consiga trabajo para encontrar un hombre, pero ella ansía verdadera autonomía, dejar atrás esos anticuados valores para seguir adelante por sí misma. 

Sin embargo, la libertad que ella persigue no es posible en un sistema patriarcal que tiene como guía la religión, a pesar de una supuesta separación de poderes. La tradición siempre ha favorecido al hombre y aquel momento desesperado de Petrunya para conseguir algo de suerte se ve como una provocación para dinamitarla. Con la historia de la joven, la cineasta critica brutalmente la intervención en las instituciones por parte de la Iglesia, pero también la fiereza con la que los hombres tratan a las mujeres para mantener su posición de poder.

El retrato de la sociedad patriarcal impregna cada segundo de la película desde el arco argumental principal, pero también en el día a día de Petrunya. La historia de Strugar Mitevska desvela las piezas de la estructura que sujeta el patriarcado, desde la presión por tener pareja hasta el desprecio por las habilidades de las mujeres, repasando la manipulación emocional y la exaltación desde las esferas de poder.  

“Dios es mujer y se llama Petrunya”, que debutó en 2019 como parte de la sección oficial de la Berlinale, es interesante por su discurso, lo original de la historia y, por supuesto, por desarrollarse en una región que no estamos acostumbrados a ver en pantalla. Es una pena que a partir de la mitad la historia pierda fuerza y caiga en la repetición de fórmulas y argumentos.

El II Festival Online Mujeres de Cine se podrá ver en su página web desde el 19 al 28 de marzo. ¿Tienes ya una favorita?


Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente